Wednesday, January 13, 2016

Porqué yo hago la historia familiar: ¡Entrémonos en el negocio de la familia!

El presidente de la rama Corydon 2 recién me pidió que hiciera un discurso en su reunión sacramental sobre la obra de la historia familiar. Lo siguiente es una reconstrucción de mi discurso.


¡Hemos de entrar en el negocio de la familia!

En esta temporada de navidad, pude ver otra vez más con mis hijos la película  "Santa Claus". En la película, Santa Claus se cae desde por encima de la casa. El papá se pone su abrigo, y llega a ser el nuevo Santa Claus. Al ver esto, su hijo dijo que quería "entrar en el negocio de la familia" que era ser Santa Claus.

Nuestro Salvador Jesucristo vino para hacer por nosotros algo que no podemos hacer para nosotros mismos. Él quería hacer esto porque somos su familia, y porque nos ama. Él quería ser como su papá - nuestro Padre Celestial - y entrar en el negocio de la familia, que para él fue salvarnos a nostros.

Yo creo que la mejor manera en que le podemos devolverle ese gran favor y seguir el ejemplo de nuestro Salvador, demostrándole al Padre Celestial que queremos entrarnos en el negocio de la familia es por medio de hacer la obra de la historia familiar, que es buscar y efectuar ordenanzas en bien de los miembros de nuestra familia - cosa que ellos no pueden hacer por si mismos.


Un deseo de hacer bautismos en el templo


Mientras yo estaba en la misión, en Venezuela, me enteré de que mi abuela había pagado a un genealogista para buscar un pocotón de nuestros antepasados. Ella era conversa a la iglesia, así que no se había hecho mucho trabajo con aquel linaje en la familia. Ella envió todo ese trabajo al templo para que se cumplieran las ordenanzas por ellos. Eso me dio el sueño de que  algún día, yo pudiera buscar a suficentes miembros de mi familia para llevar a unos miembros vivientes - mi papá, mi mamá, mis hermanos y hermanas - al templo para hacer los bautismos.

Ese deseo nunca me dejó.


Una semana en el instituto


Mientras yo estaba estudiando en la universidad, tomé una clase de instituto de la iglesia. Como parte de esa clase, pude participar en una semana de capacitación en el laboratorio de la historia familiar. Durante aquella semana, yo sentí muchas veces la presencia de un gran grupo de gente detrás de mi, como si me estuvieran observando. No los podía ver, pero yo sabía que estaban presentes, y yo sabía quienes eran, porque sentí que se interesaban mucho por lo que yo estaba haciendo con sus nombres por toda la pantalla de mi computadora.

Sin embargo, al terminar esa semana, yo no me sentía que había aprendido lo suficiente para preparar un nombre de alguien para ir al templo. Demasiado temprano, me dejé por vencido.


Una pequeña reunión de familia


Pasaron unos años, y mi hermano menor se casó con una historiadora de familia.  Puesto que ella era descendiente de unos pioneros, y su familia había sido miembros de la iglesia desde aquel entonces, la historia y las ordenanzas de su familia se habían cumplido hace tiempo. Así que, ella era muy feliz de haberse casado en una familia que necesitaba tanto trabajo.

Una noche, hicimos una pequeña reunión de la familia con mis abuelos, unos tios y tias, primos de mi papá, y algunos de mis hermanos y hermanas, y nuestras familias. Esta cuñada mia trajo unas fotos de un abuelo mio, hace muchas generaciónes. Nos contó acerca de su vida, su herrería, su esposa, su hijo e hija, el vencindario donde había vivido. Mientras hablaba ella, yo podía sentir la presencia de este abuelo. Me parecía tener un fuerte deseo de estar allí para contarme estas cosas él mismo. Él quería compartir su vida conmigo, y me dí cuenta de que la única manera en que él pudiera hacer eso era que yo tenía que irle buscando.

Esa noche, por primera vez, yo realmente me di cuenta de que mis antepasados, aunque sean muertos, todavía existen, y son todavía seres humanos en verdad - seres quienes tienen sentimientos y esperanzas, sueños y temores... seres que tienen una gran necesidad que no pueden satisfacer por sí mismos. Me dí cuenta que yo tenía que ayudarles con esa necesidad.

El problema era que yo no sabía como hacerlo.


¡Queremos que busques a nosotros! 

Poco tiempo después, yo pude asistir en una lección especial de como indexar los registros en FamilySearch. Al oir cuan fácil era bajar unos registros, copiarlos en la computadora y subirlos, yo decidí probarlo. 

Pude indexar bastantes registros, y pude sentir el agradecimiento de las personas a quienes yo había ayudado. Al subir un proyecto así, sentí otra vez la presencia de un gran grupo de gente – el mismo grupo cuya presencia yo había sentido en mi clase en el instituto. Me parecían decir cuan grande cosa era que yo había indexado tantos registros, pero me suplicaron; me rogaron diciendo “¡Queremos que busques a nosotros!

En ese momento, yo decidí que ya necesitaba intentarlo otra vez. Decidí pedirle a mi hermana y a mi cuñada que me ayudaran. Ellas me enseñaron bastantes cosas. Me dieron información que ya tenían sobre mi familia, y me ayudaron a configurar mi cuenta de FamilySearch y Ancestry. En el transcurso de aprender como usar Ancestry, yo encontré a bastantes miembros de mi familia - sin darme cuenta de cuantos de ellos ya tenían suficiente información y pudieran haberse ido al templo.

Pero, como no sabía tomar ese paso de someter los nombres para el templo, me dejé una vez más por vencido. Lo que más necesitaba era alguien que se sentara al lado de mi, para ayudarme desde el comiezo hasta el fin, desde encontrar a una nueva persona hasta tener una tarjeta de ordenanzas en mis manos.


Una hora y media con el hermano Celaya
 
Pasaron otros años más; yo y mi esposa y nuestros hijos nos mudamos a otra casa, en otro 
barrio donde hubo un excelente historiador de familia que se llamaba Hermano Celaya. Un día después de la reunión sacramental, este hermano Celaya me agarró el brazo, me arrastró hasta su oficina, me sentó frente a la computadora, y me dijo que haga esto y clic aqui, y haga el otro... Dentro de una hora y media, yo ví por primera vez aquel pequeño icono del templo indicando que habíamos logrado preparar al tío de mi abuelo quien se llamaba "Mervin" para ser bautizado en el templo.

Con muchísimo ánimo, me fui a casa donde encontré a su esposa Hallie. Muchas veces, al seguir buscando datos acerca de ellos, pude sentir la presencia de mi tia Hallie, muy agradecida por ver su nombre una vez más en la pantalla de mi computadora.
 
Puesto que ellos eran recién fallecidos, yo tuve que obtener permiso de la iglesia para hacer sus ordenanzas. ¡Cuando me lo dieron, yo sentí un gozo demasiado grande para describir! Me fuí al centro de la historia famliar para imprimir las tarjetas para el templo. Cuando fui al imprimidor a buscarlas, no me encontraba solo. ¡Esperando que salieran las tarjetas, sentí  otra vez la presencia del mismo grupo de gente, regocijándose sobremanera por lo que habíamos logrado! Yo pude sentir el ánimo de Mervin y Hallie al saber que iban a recibir sus ordenanzas. 


Un bautismo y un gran gozo
 
Por fín, llegó el día para llevar a Mervin y Hallie al templo para ser bautizados. Nunca podré olvidarme del gran gozo que me sentí al bautizarle a mi suegra en bien de mi tía Hallie! Duespués del bautismo, salimos del agua y me fuí al vestuario a cambiarme la ropa. Por suerte, me encontré solo, porque inmediatamente, comenzé a llorar por el gran gozo que me sentía. ¡Era un gozo que me llenó por completo y que se me seguía cayendo por encima, como un diluvio que no tenía fín! Yo podía sentir de lo limpio y de lo libre que eran mi tio Mervin y tia Hallie, tal como si yo mismo había sido bautizado en ese día.


Sellados por toda la eternidad

Trás algunas semanas, hicimos las iniciatorias y las investiduras por mi tio Mervin y mi tia Hallie. Al final de la investidura de Mervin, yo pude ver en mi mente y sentir y saber que los dos se habían reunido, gozosos de haber recibido tantas ordenanzas. ¡Ahora, lo único que faltaba era ser sellados!

Un día, yo y mi esposa decidimos ir al templo. ¡En el mismo momento que mi esposa mi dijo que quería hacer unos sellamientos, yo sentí la presencia de mi tía Hallie, regocijándose sobremanera, porque ella sabía que hoy era el día en que ella sería sellada con su esposo para el tiempo y toda la eternidad!

En aquel salón, arrodillado ante el altar, frente a mi esposa, se derramaron las lágrimas, y yo sentí otro diluvio de gran gozo. Al terminar con la ordenanza, temblaba la voz del sellador, y él también tenía lagrimas en los ojos. Él nos agradecío por haberle compartido esa experiencia.


La obra de la historia familiar es la obra misional

Muchas veces, al encontrar a una nueva persona en mi familia, yo puedo sentir por medio del espíritu como se siente esa persona acerca del hecho de que le he encontrado. Algunas se regocijan de inmediato, porque saben que ya no van a esperar tanto más para recibir sus ordenanzas. Muchos no parecen saber lo que estoy haciendo en el momento. Pero, despues que yo haya llevado a cabo algunas ordenanzas, he sentido que algunos  las aceptan de todas maneras. En otras palabras, yo creo que al hacer esta obra, yo les estoy enseñando a mis antepasados la importancia de ella. Yo creo que ellos pueden hacer preguntas más allá, y yo creo que hay quienes les enseñan, y por eso llegan a aceptar sus ordenanzas. 

Lo que estoy diciendo es que la obra del templo es también la obra misional. Al hacer la obra de la historia familiar, somos misioneros, y nuestros antepasados son nuestros investigadores! Hemos de enseñarles el evangelio!  

Imagínese como se deben sentir aquellos que aprenden y aceptan el evangelio primero, y luego tienen que esperar para que sus descendientes vivientes les buscan y lleven a cabo sus ordenanzas! ¡No les permitamos esperar más de lo que han hecho ya!


Esta obra cambia la asistencia al templo en cosa personal

Ántes de comenzar a hacer esta obra, para mí, la asistencia en el templo era cosa que yo hacía porque la necesitaba yo. Era cosa que yo hacía porque había dejado pasar demasiado tiempo entre visitas al templo. Era cosa que yo hacía porque yo necesitaba aconsejar con me Padre Celestial sobre algo importante en mi vida.

Pero ya que soy historiador de mi familia, la asistencia en el templo a llegado a ser una oportunidad para servirles a mis antepasados. Ya no hago las ordenanzas que yo quiero hacer, sino las que ellos más necesitan. No puedo dejar pasar tanto tiempo entre los viajes al templo porque, cada noche, ántes de acostarme en la cama, veo el montón de tarjetas que contienen los nombres de tantos miembros de me familia que todavía tienen tan grande necesidad de mi ayuda.

Cuando me voy al templo, voy por alguien a quien yo conozco. Cuando me voy al templo yo veo esa tarjeta y yo sé cuando nacieron, cuando murieron, donde vivieron, quiénes eran su esposa y sus padres, qué hacían como trabajo, como se llaman sus hijos. Cuando me voy al templo, muchas veces, yo sé como se sienten ellos acerca de la oportunidad de recibir aquella ordenanza que llevo a cabo por ellos. No puedo contar las muchas veces en que he sentido el gran gozo de la persona por quien yo he hecho ordenanzas. ¡No puedo contar las muchas veces en que he sentido el gran gozo de un cierto grupo de gente, detrás de mi, tal como si me estuvieran observando, regocijándose una vez más por lo que hemos logrado! 

Esta gente no son solamente los miembros fallecidos de mi familia que se queden lejos en donde moran los espíritus de los muertos. ¡Son mis queridos amigos! Yo creo que cada uno de nuestros antepasados han recibido la promesa de que, si se pueden llevar a cabo sus ordenanzas ántes de aquel gran día en que Cristo venga por segunda vez, ellos le podrán acompañar en las nubes, en gran gloria. (véase Doctrina y Convenios 76:50-69

Yo creo que aquel día será un día de gran gozo, un día de feliz reunión. (véase Hebreos 11:35) Habrán lágrimas y abrazos cuando volvemos a conocer, cara a cara, a aquellas personas por quienes hayamos hecho tanto. ¡Pero esto solamente puede ser si empezamos en esta obra de amor, esta obra de hacer nuestra historia familiar!

¡Para mi, la asistencia al templo ha llegado a ser una cosa muy personal!



Primer auxilio espiritual

Hoy, el presidente Romney anunció una actividad de aprender hacer el primer auxilio. El dijo que si queremos aprender salvar a una persona que está a punto de morir, podemos asistir esta clase.

Hermanos y hermanas, yo les invito: ¡si quieren aprender salvar a una persona que haya muerto, tanto espiritual como temporalmente, ven! ¡Ven a aprender como darles una forma de primer auxilio espiritual! ¡Ven a aprender como hacer la histora de la familia! ¡Ven a experimentar conmigo el gran gozo de hacer por ellos algo que ellos no pueden hacer por si mismos! 

Cada tercer mártes desde las 6:00 hasta las 8:00 pm yo estoy en la casa de la estaca, en el centro de la historia familiar. Ven, y yo les enseñaré. Yo estoy dispuesto a hacer una clase aquí en este edificio, para que les sea mas fácil aprender. Si no tenemos la oportunidad de sentarnos juntos, podemos hacer una llamada por teléfono - el presidente Romney tiene me numero de teléfono. Ven, y les enseñaré. 

Hace no tan largo tiempo, la genealogía era algo muy lento, un proceso de pasar horas revisando todo un registro, buscando un solo nombre, un solo dato. Uno tenía que escribirles a la Primera Presidencia a pedir permiso para hacer las ordenanzas. Uno tenía que esperar algunas semanas para recibir la respuesta. ¡Pero ya no! Con la tecnología computadora que tenemos ahora, es tanto más rápido! Se buscan y se encuentran registros y datos dentro de segundos o minutos en vez de horas o días. Se reservan las ordenanzas al instante en vez de esperar semanas. Esta obra nunca ha sido más fácil en toda la historia de ella! ¡Ahora es posíble encontrar a suficientes miembros necesitados de su familia para que tú y algunos de los miembros vivientes de tú familia nunca jamás tengan que irse al templo sin llevar consigo el nombre de un miembro de su familia!

Trás mucho trabajo, he podido encontrar cientos de los miembros de mi familia quienes necesitan que yo y los miembros vivientes de mi familia hagamos su obra del templo. No les digo esto para mostrar cuan grande historiador soy; pues, hay quienes han hecho tanto más que  yo. Les digo esto porque soy flojero. Yo prefiero procrastinar y no tener que trabajar. Yo prefiero pasar mis días domingo jugando con mis hijos o viendo una película espiritual con ellos. Me llevó muchos años y varios intentos hasta que por fín aprendí hacer todo esto.

Si alguien como yo puedo lograr hacer tanta obra de mi historia familiar, ustedes lo puenden hacer también. Yo no quiero permitir que les lleve tanto tiempo como yo para comenzar. De ser posíble, yo quiero sentarme al lado de cada persona que quiera aprender, y ayudarle desde el comienzo hasta el fin - desde encontrar a una persona nueva, hasta imprimir las tarjetas para hacer las ordenanzas - ¡tal como hizo el hermano Celaya para mí, y para mi familia!


En valle de muerte no nos dejarás

Para terminar, quiero dejarles con un pensamiento: hay un himno que habla de la necesidad que tenemos de nuestro Buen Pastor quien es Jesucristo. Es un himno que habla de nuestra fe en que Él venga para rescatarnos del pecado y del error. Pero al leer esta letra, yo oigo a mis antepasados, expresando su confianza en mi esfuerzo, hablándome de la gran esperanza que se sienten al verme hacerlo, y del gran deseo que tienen ellos de recibir sus ordenanzas del templo, del gran deseo que tienen de que yo me siga esforzando por buscarles a ellos!

El himno #5, "Oh Dios de Israel" dice:

“Sabemos que vienes tu grey a juntar,
la cual has de guiar a Sión.
En valle de muerte no nos dejaras,
ni en la vasta desolación.”

“Hemos errado mucho, clamando a ti,
extraños, en yermos del mal.
Los malos se gozan de nuestro pesar,
mas libre Israel quedará.”

“Nos regocijamos, oh hijos de Dios;
las señas presentes estan.
Seamos valientes y fieles al Rey;
se vislumbra la gran redención.”

 

¡Vámonos a comenzar!

De verdad, Dios nos ha dado muchas bendiciones. Por eso quiero dar también según su voz. A mi hermano atenderé; su gran dolor mitigaré. ¿Como es que podemos gozar de las grandes bendiciones del evangelio restaurado, y no compartirlas con nuestros antepasados? Hermanos y hermanas, ¡ven! Aprendémonos! Hagamos juntos para nuestros antepasados lo que ellos no pueden hacer por si mismos! Vámonos a comenzar dar a nuestros antepasados el primer auxilio espiritual que tanto necesitan! Entrémonos juntos en el negocio de salvar a nuestras familias!

Yo les dejo esta invitación en el nombre de Jesucristo. Amen.


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